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Una de las primeras familias, Brunelli. (1930) |
Las primeras familias de Villa Formosa arribaron con don Luis Jorge Fontana en 1879, provenientes de Villa Occidental, hoy Villa Hayes en la República del Paraguay.
Apenas instalado el pueblo, las primeras familias que se asentaron en territorio formoseño fueron italianos y austriacos.
Las diversiones eran el baile, los partidos de bochas y el juego de la mora. En los patios se bailaban valses, polcas, y algunas danzas italianas. Según Juan Pablo Duffard conocían también la mazurca, la habanera y la media caña. Con el tiempo incorporaron el chamamé y el tango, de vez en cuando organizaban carreras de caballo en el potrero de algún vecino.
La vida familiar se desarrolló satisfaciendo las necesidades básicas para la vida en la nueva tierra, dándosele importancia al comercio y a la religión por sobre otros aspectos.
Muchos de estos hombres eran agricultores, comerciantes, ganaderos u oficiales de ejército, las mujeres de dedicaban a las tareas domésticas, y también como parteras, cocineras y modistas.
Los cultivos principales eran el tabaco, el café, la caña de azúcar y el arroz.
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Don Juan Sbardella, su esposa Josefina Parola y familia en sus Bodas de oro (1926) |
Todos los miembros del núcleo familiar participaban de las tareas agrícolas en sus respectivas chacras, y en más de una ocasión ayudaban a los vecinos, quienes luego devolvían esa colaboración.
Las primeras viviendas fueron chozas que con el tiempo se convirtieron en caserones realizados de madera en bruto con tejas de palma asentadas sobre horcones de muy poca profundidad.
El colono tuvo que hacerlo todo: rozar, cercar, arar y sembrar.
El sector de tierra cultivado era insignificantes ineptitud del suelo, dedicándose la mayoría de los colonos a la ganadería. En tiempo de sequía los arroyos que cruzaban la zona que tenían salobres y los pozos de agua también tenían esa característica. En esos casos los pobladores debían recorres distancias considerables para proveerse de agua en el Río Paraguay.
La vida de la población era muy penosa, hombres, mujeres y niños trabajaban desde el amanecer hasta caer la tarde, tal es así que el Padre Grotti manifiesta que los colonos no poseían recursos económicos y vivían en la más extrema pobreza.
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Francisco Parola, Santiago Tarantini, Padre Segundo Bilbao, Benedetto Fachini, Fermo Zanín, Pedro Maglietti, Guerino Rigonatto, Pedro Sbardella, Luis Capra, Narciso Rigonatto, Hermenegildo Rigonatto, Felipe Somacal, Celestino Rinaldelli, Pedro Domingo, Juan Venica, Antonio Maglietti, Horacio Martínez, Hipólito Capra, Ángel Brunelli, Pedro Brunelli, Agustín Capra, Luis Brunelli, Jacinto Somacal, Carlos Princich, Juan Capra, Roberto Princich, Inocencio Fachini, Luis Fachini. Foto tomada el 8 de marzo de 1929 (Cincuentenario de Formosa). Museo Histórico |
El trabajo diario se realizaba de sol a sol pero hacía 1888 se notaba un progreso basado en la agricultura de la caña de azúcar, el maíz y los frutales a la vez que se iniciaba la actividad tambera y ganadera. Esta última actividad estaba representada por vacunos, caballos, mulares, caprinos y porcinos. Además los pobladores criaban aves de corral para el consumo y la comercialización.
La alimentación provenía de la agricultura y la ganadería, elaboraban vino casero, embutidos, pan, ricota, manteca y dulces, a los que se agregaron la batata y la mandioca.
Aprovechaban la batata y la mandioca. Su dieta era puchero, polenta, sopa y leche comúnmente.
A medida que la población crecía las actividades económicas eran estimuladas por el consumo y la comercialización, se realizaron escuelas y caminos vecinales para una mejor educación y comunicación.
Los colonos conservaron en parte sus tradiciones pero adoptaron también los modos de vida del país de residencia. La lengua materna no fue abandonada y los matrimonios se formalizaban entre los mismos inmigrantes o sus descendientes.
Poco a poco los aborígenes fueron comunicándose con los blancos, las relaciones fueron cordiales, intercambiaban con los colonos carne y yerba, muchas veces los mismos colonos llegaban hasta las tolderías, con el tiempo el aborigen fue utilizado como mano de obra barata para distintas actividades.
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Casa de la familia Simoncini. (1925) |
Desde 1920, se podían observar varias casas familiares, gran parte de ellas, todavía en pie. Los negocios mas recurrentes eran la Farmacia Badía, ubicada en la esquina de España y Rivadavia, construida en 1919 aproximadamente, la tienda Bibolini, de los hermanos José, Francisco y Domingo, reconocida debido a que fue el primer negocio en tener un cartel luminoso, ubicada en Rivadavia y 25 de Mayo, la ferretería Calviño, ubicada en Saavedra y Rivadavia, entre muchas otras tantas. Algunas de las construcciones mas llamativas que todavía siguen en pie después de un siglo, son la casa de la familia Gorleri, ubicada enfrente de la Farmacia Badía,, la ex-usina, la casa de la Familia Simoncini, ubicada en San Martín y Diagonal Ramos Mejía, la Casa del Gral. Fotheringham, construida en 1888, hoy museo histórico.
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La ex-usina, copañía suizo-argentina. Atras se observa la torre de la fábrica de tanino. (1931) |